La onubense Carolina Marín ha explicado en una entrevista a El País que su lema de "puedo porque pienso que puedo" significa que "puedo crecer sin ponerme límites, siempre estoy dispuesta a aprender cosas nuevas y a ponerlas en prácticas. Puedo marcarme objetivos, tener claro el camino e ir a por ellos".
La pandemia de la COVID-19 "me ha enseñado a valorar aspectos que quizás en el día a día pasaban desapercibidos como es el simple gesto de darnos un beso y un abrazo. Pasé el confinamiento con mi madre en
Huelva, porque quería estar cerca de mi padre que estaba hospitalizado [falleció a finales de julio], y a mi madre no le daba ni besos ni abrazos, por precaución y para protegerla. También me ha cambiado en el aspecto deportivo. Yo nunca había estado tres meses sin tocar una raqueta y un volante…".
En esos tres meses perdió "el tacto con la raqueta y la precisión con el volante. Con tacto me refiero al feeling que tienes con el grip [agarre] de la raqueta para los diferentes golpeos. Físicamente estaba muy bien porque mi entrenador me mandó máquinas a
Huelva y gracias a ello me he podido mantener bastante bien".