El enfrentamiento que sostuvieron Manolo Zambrano y Óscar Carazo fue más que una cuestión personal. Por detrás del duelo entre estas fuertes personalidades latían dos maneras de entender un club como el Recreativo de Huelva y, sobre todo, dos formas de intervenir en el mercado de fichajes. 
 
Para el entonces director deportivo del Decano, la procedencia de un futbolista era un asunto menor. Mientras que para el presidente era clave que las incorporaciones procedieran o, en su defecto, conocieran el grupo IV de la Segunda División B, la competición en la que el Recre viene jugando. 
 
Aquel pulso terminó con la salida de Carazo del Nuevo Colombino y con la figura de Zambrano reforzada. Hasta el extremo de que aquel viejo consejo del presidente del Recreativo de Huelva –que los refuerzos tengan experiencia en el grupo IV-, guía hoy los movimientos de la secretaría técnica recreativista. 
 
De hecho, cuatro de los cinco fichajes confirmados proceden de equipos que comparten competición con el Recreativo. Son los casos de Luis Madrigal (Atlético Sanluqueño), Jesús Sillero (Don Benito), Yaimil Medina (Marbella) y José Antonio González (Córdoba). Y el quinto –Jesús Valentín– ha jugado recientemente en el Decano. 
 
Pero hay más. El sexto refuerzo, Matheus Santana, también fue rival del Recre con el Don Benito. Y muchos de los futbolistas que han sonado (Manu Molina, Mario Gómez, Rubén Gálvez, José Alonso, Peter, Dorrio, Caballero, Choco, Pana, Pejiño, Chacartegui, Javi Pérez, Ferrón o Diabate) han competido esta última campaña en el Grupo IV. 
 
El transcurso de la competición dictará si las ventajas que ve Manolo Zambrano en fichar a jugadores procedentes del Grupo IV (conocen los clubes rivales, los campos de juego, los viajes, el clima, las aficiones y a muchos de los futbolistas adversarios) es tan determinante como espera el presidente del Recreativo.